Testimonio Joana, Pedro y Rita (16-06-22)

Esa mirada del bebé hacia su madre, lo dice todo. ¡Cuanta belleza en una sola expresión!.

Joana entró en el Planeta parto y se mantuvo en él durante todo el proceso, con unos sonidos que eran como su mantra y con una actitud absolutamente perseverante. Pedro estaba entregado a conseguir que todo funcionara, que Joana estuviera confortable, que el equipo nos sintiéramos como en casa y, en parte, alucinado por la intensidad de la experiencia. Qué difícil es para el padre sostener todo el entorno, viendo que no le puede ahorrar ni un milímetro de recorrido a su mujer de parto, ni a su hija abriéndose paso.

Fue todo muy emocionante, un parto que notas que se convierte en un rito de iniciación, en algo que marcará un antes y un después en esa familia. Y ahí está Rita, aterrizando en el Planeta tierra y absolutamente fascinada por la experiencia vivida.

Aquí están brindando y estas son sus palabras. Las mías son GRACIAS.

parto en casa con doula

 

Mi parto en casa

Antes de quedarme embarazada ya tenía muy claro que quería parir en casa.
Cuando estaba de dos meses fuimos con Pedro, mi pareja, a conocer a Mikel Mantxola uno de los mejores comadrones de Mallorca y con gran experiencia. Él siempre forma equipo con dos doulas más, y en mi caso elegí a Llucia y a Jaja.

Entonces pasaron los meses y llegó el día del parto y mi viaje y transformación comenzó.
Fue una experiencia de lo más emotiva, salvaje, fuerte,… nunca pensé poder pasar y experimentar todo lo que viví.

Creo que la experiencia de parir en casa enriqueció mucho más todo el proceso, además sentí que los pasos del nacimiento de mi bebé los daba yo.

Una de las claves más importantes en ese momento es que te dejen hacer y a la vez la escucha constante. Que te acompañen en tus decisiones en todo momento y te puedan mostrar opciones y caminos si te sientes estancada, eso es una bendición.

Este es el trabajo de las doulas, fue tan bonito, me sentí tan afortunada, tan acompañada, entendida, que el dolor, cada contracción y, en general, el proceso se sentía mejor. Esto es la delicadeza del acompañamiento.

Y Mikel, como buen profesional, controlaba desde otro lado de vez en cuando como iba todo, respetándome también y vigilando como estaba el bebé y como estaba yo a lo largo de este viaje, lo que hacía que cada vez que hablaba con él y me informase de todo, me quedaba más tranquila y con más confianza para seguir el proceso.

Fueron 14 horas de parto aunque yo perdí la noción del tiempo.
Pasé por muchas fases y las pude sentir, soy una persona que me cuesta perder el control y dejarme ir, pero puedo decir que parir en casa favoreció completamente mi estado, no me imagino en el hospital pudiéndome soltar así como lo hice.

Llegó la recta final, se acercaba el expulsivo, allí fue cuando empecé a tomar más tierra y Mikel puso toda su energía para ese momento, empezaba la fiesta 🙂 animándome, al igual que mi pareja y las doulas, ¡sentí esa fuerza!

Y de repente, que final por Dios! Que final tan feliz! y cuanta belleza! entre sangre y demás líquidos la naturaleza se expresaba con toda su grandeza, EL PARIR!

Estoy muy agradecida a todo el equipo, porque miro para atrás y fue espectacular todo el recorrido y hacerlo de esta manera tan natural, ¡me ha llenado el corazón para toda la vida!

Mi hija ahora tiene 4 días, tiene una cara de paz y ¡es tan tranquila! Creo que tiene que ver con el parir natural y poder hacerlo en tu casa con gente que te da amor y confianza, todo tiene sentido…

Y este fue mi viaje, el más bonito del mundo.
Gracias Llucia, Jaja y Mikel.

Joana

testimonio parto con doula

Testimonio Laura, Juan Carlos y Abril (26-04-22)

Recuerdo las horas en penumbra en casa de Laura, con la música y los olores… recuerdo que en un momento dado prefirió el silencio para continuar inmersa en sus sensaciones… recuerdo el apoyo que le daba Juan Carlos, con cierta expresión de «no me lo puedo creer» al ver la intensidad de la experiencia. Pasaron las horas, primero en casa y luego en el hospital, avanzando gradualmente de forma firme y continua.

Luego de poner la epidural, que es una herramienta de gran ayuda, lo que está claro es que el parto aún no ha acabado y, si en cualquier parto el coraje se necesita desde el primer minuto, seguramente aún es más necesario cuando las cosas no salen cómo las habíamos imaginado.

Laura demostró en todo momento ese coraje y atravesó el umbral hasta tener a su querida hija Abril entre sus brazos.

Y esa es su historia de AMOR que tuve el placer de acompañar.

 

Abril decidió llegar al otro lado de la piel el 26 de abril a las 7h de la mañana. Empecé con contracciones en la madrugada del día 25… eran cada 20 minutos y cuando venían me centraba en la respiración profunda… y en hacer alguna meditación.

Al llegar la mañana se espaciaron un poco y fueron más irregulares, así que mi pareja y yo salimos a dar un paseo… Llucia ya estaba al tanto de todo y me iba escribiendo para saber como seguía… Nos dijo que seguramente las contracciones se volverían a activar por la tarde-noche y así fue.

Sobre las 6h de la tarde decidimos llamar a Llucia pues las contracciones empezaban a ser intensas. Ella al escuchar mi voz supo enseguida que la dinámica era muy diferente a la primera vez que hablamos por teléfono por la mañana. Cuando llegó a casa, fue un momento muy emotivo y me abrazó muy fuerte, eso me transmitió mucha seguridad. Del tiempo que estuvimos en casa tengo muy buen recuerdo, a pesar que las contracciones cada vez eran más intensas y seguidas, había una atmósfera de paz y calma, con la música, el difusor, mi pareja dándome la mano y Llucia aplicándome calor en la zona lumbar, dándome masajes y ayudándome a hacer diferentes posturas según lo que me pedía el cuerpo en cada momento, y respirando.

Decidí que era el momento para ir al hospital, Llucia nos acompañó para que todo fuera más fácil. Al llegar allí eran como las 10h y pico de la noche y me recibió Ángela, una comadrona que conocía de las clases de preparación al parto. Tuvimos mucha suerte porque No puso ninguna pega para que Llucia se quedara con nosotros, a pesar de que nos habían dicho que en estos momentos sólo podíamos tener un acompañante.

Al ponerme los monitores todo estaba bien y cuando me miraron, estaba dilatada de 4cm y las contracciones eran bastante intensas, pero yo seguía haciendo las vocalizaciones con la A que había aprendido en «canto carnático». Mi idea era hacer la dilatación en la bañera pero, justo estaba ocupada, así que Ángela nos ofreció ir a nuestra habitación para que, mientras, me pudiera meter en la ducha y al estar lista la bañera poder ir a ese paritorio directamente.

Así lo hicimos y Llucia seguía con nosotros, ayudándome en todo. Me metí en la ducha y me alivió durante un rato, después quise salir y estuvimos haciendo diferentes posturas en la habitación…Recuerdo que Ángela iba viniendo para ver cómo estaba y como iba todo y en una de estas dije que no podía más… que quería la epidural ya… Ella me animó a continuar con mi plan de parto, ya que la bañera ya estaba disponible pero para mi era demasiado intenso. Me hizo un tacto y estaba de 7cm. Yo insistí en que quería la epidural, así que fuimos al paritorio para poder ponérmela.

En ese momento, Llucia se fue para casa, ya que nosotros nos quedábamos en paritorio con la matrona. Su apoyo y su ayuda fueron vitales para mi, sobre todo el poder estar relajada de estar acompañada por una persona con tanta experiencia. Si volviera a estar embarazada, repetiría sin dudarlo estar acompañada por ella.

Al ponerme la epidural empecé a temblar y estuve con esos temblores gran parte del tiempo, era un efecto de la epidural, pero la verdad es que fue un alivio y pude descansar. Al cabo de poco Ángela me hizo un tacto y ya estaba de 10 cm y en ese momento, justo se rompió la bolsa. Nos dijo que aprovechásemos para descansar un poco antes del expulsivo.

Eran la 1h de la mañana y estuvimos unas dos horas en la fase pasiva antes del expulsivo… Me empezaron ganas de ir al baño, pero no de empujar… Intenté hacer pipí pero debido a la epidural no me salía y me tuvieron que sondar. En el expulsivo probé primero con la silla de partos, luego de pie con las lianas y finalmente en la camilla en diferentes posturas y respirando al empujar… pero nada de todo eso parecía ir bien así que, muy a mi pesar, empecé a pujar en apnea ya que Ángela, la comadrona, me lo recomendó y fue a llamar a Marita, la ginecóloga.

Abril se había quedado encajada en el 3er plano de la pelvis y no había manera de que se moviera… Esta fue la peor parte, yo estaba agotada de empujar y cuando hacía dos horas que había llegado la ginecóloga, no se había movido del sitio. Y además tenía que empujar semi-tumbada con las piernas en las perneras, ya que así era como más avanzaba ella… Abril estuvo bien en todo momento, pero llevaba horas empujando y al ver que seguía sin salir, doliéndome en el alma pedí para utilizar la ventosa, pues no tenia más fuerzas… Marita me animó a que lo intentará 2 veces más con la siguiente contracción pero no había forma, así que utilizaron la ventosa para ayudar a Abril. No sé si se dieron cuenta antes o ya al sacar la cabecita,  pero llevaba la cabeza de lado (en transversa), por eso costó tanto…. 4 horas sin parar de empujar. Luego de otro empujón ya salió todo su cuerpo y me la pusieron encima de mi barriga, aun recuerdo el calorcito que noté al tenerla conmigo.

Nació a las 7:06h de la mañana…. Desde que empezó la primera contracción llevaba 27 horas de parto. Yo había pedido cortar el cordón umbilical al haber salido la placenta, pero no fue posible porque me estaba empezando a desangrar debido al desgarro que tenía. Sentí mucha pena… pero no podían esperar más.

Luego el alumbramiento de la placenta fue natural, sin oxitocina, como había pedido en mi plan de parto. Yo estaba tan agotada que no podía casi coger a Abril, recuerdo mirarla e intentar cantarle su canción y la de «Hola mi vida, mi cielo», pero me costaba muchísimo. A todo esto, Juan Carlos y yo nos miramos y decidimos decantarnos por el nombre de Abril. Mientras tanto me cosían los puntos y yo recuerdo pedir que me ayudarán a ponérmela al pecho, pero me dijeron que mejor al acabar de coserme… llevaban una hora y yo estaba preocupada por si luego no iba bien la lactancia. Al final me la enganché como pude y ella empezó a mamar. Sin duda no fue el parto que yo había imaginado, ni el que yo deseaba, pero se intentó respetar al máximo mis peticiones y fue lo que necesitó Abril para estar con nosotros al otro lado de la piel.

parto con pareja y doula