Testimonio Nataly, Max y Selena (02-06-2108)

Cuando Nataly vino a casa para conocernos, informarse sobre mi trabajo como doula y de la posibilidad de parir en casa… en realidad ella ya sabía todo. Hay mujeres que se nota enseguida que tienen trabajo personal hecho y es suficiente con escucharlas desde el corazón y mantenerse cerca, para que encuentren fácilmente su camino.

Recuerdo que tomó sus decisiones de forma rápida y las mantuvo a lo largo de todo el proceso. Su parto fue potente y cuando estaba inmersa en el Planeta Parto le salían unos cantos muy bonitos y personales, alguno lo grabé porque sabía que luego ni se acordaría de esos sonidos que emitía. Su expulsivo, además de potente, fue largo y su rostro reflejaba la determinación, más allá del miedo, más allá del tiempo, más allá del dolor… al nacer Selena supimos porqué fue tan costoso, venía con una manita en la cabeza y eso hacía que fuera más difícil descender.

Todo fue precioso en el parto de Nataly, además de intenso, cuando a primera hora de la mañana salí de su casa, tomé la decisión de irme de excursión por una zona muy cercana de montaña y bosques de encina, seguía pletórica de energía y oxitocina, fue el remate perfecto para una noche muy especial. Y más tarde, el descanso merecido.

 

Conocí a Llucia  cuando estaba de 27 semanas. Necesitaba una doula, un pilar en esta aventura tan nueva, desconocida e intensa. Me acuerdo que al salir de su casa me sentía empoderada y con una sensación de que todo está bien y va a salir bien. ¡Agradezco cada una de sus palabras sabias!

Y ya ha llegado la hora… después de 40 semanas y 5 días de espera, estaba a punto de tener la cita más importante, una cita con mi hija y una cita con la VIDA. Me es muy difícil poner palabras a esta experiencia..

Ya en las últimas semanas de embarazo sentía mucha claridad y muchas ganas del parto. Como algo desconocido y misterioso lo veía como una oportunidad de anclarme más a la vida. Y no me equivoqué…  Con cada contracción se iban las nociones del tiempo, los pensamientos… solo existía el presente. Me acuerdo de las contracciones, pero sobre todo de los descansos entre ellas. Estos momentos de alivio y de tomar fuerzas y decirme a mi misma: ¨Venga, una más, sí que puedes!¨  Me acuerdo que realmente no tuve que hacer nada, era como si todo se hacía solo y no había manera de controlarlo, frenarlo o huir… Una fuerza inmensa que abría mi cuerpo y mi Ser y el latido del corazón de mi hija. Lo único que me quedaba era cantarlo y respirar. Me acuerdo que en ningún momento estaba sola y que sentía mucho cariño y respeto de parte de todos. ¡Es algo que me emociona hasta ahora! ¡Que bonito fue estar en casa y con las personas en las que confío!

Tuve momentos de pánico y preocupación pero gracias a la experiencia y la confianza del increíble equipo de Mikel y a mi marido, que empujaba conmigo, Selena estaba en mis brazos el 2 de junio a las 06:54h de la mañana…

La experiencia me llevó a tocar mis límites y sobrepasarlos con mucha intensidad y la ayuda de los mejores acompañantes de mi parto: Llucia, Cristina, Mikel y mi marido Max. Voy a repetir siempre que lo mejor del parto para mi es que se acaba. Pero solo por esto volvería a vivirlo otra vez y no cambiaría absolutamente nada.

¡Sigo enamorada de mi hija, de mi pareja y de la vida misma! Y si, también enamorada del parto, porque me ha recordado la profundidad y grandeza que tiene la vida.

¡Nunca he sentido tanta PAZ, amor, humildad y confianza!

¡Gracias Gracias Gracias!

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