Doula y mujer de parto

Doulas en paritorios: Spain… «is different»

En el año 2008 me formé como doula en Barcelona, con mis compañeras Cristina y Magda, desde entonces ejerzo en Mallorca acompañando a mujeres y sus familias durante las diferentes etapas de maternidad con apoyo emocional continuo, información y ayuda práctica, en hospitales públicos, privados y partos en casa. Mi trabajo complementa el de otros profesionales que están alrededor de las mujeres durante estas etapas: ginecólogas, comadronas, pediatras, fisioterapeutas del suelo pélvico, hipnoterapeutas, profesoras de yoga,… Las mujeres se informan y, desde su libertad, escogen qué servicios les ayudan a tener una experiencia de maternidad positiva.

Con respecto al parto, la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2015, estableció como recomendación “fuerte” el “acompañamiento continuo durante el trabajo de parto para mejorar sus resultados”, con base en los beneficios demostrados por la evidencia disponible durante muchos años, calificando el acompañamiento de medida “costo-efectiva” y haciendo hincapié expreso en el hecho de que “la evidencia respalda el uso de cualquier tipo de compañía culturalmente apropiada, incluyendo el marido y profesionales legas, como doulas”.

En estos últimos 15 años, trabajando en la isla de Mallorca, he vivido la evolución del trato a las mujeres dentro del sistema sanitario, con una nueva consciencia de los cuidados, además de mayor visibilidad y un rechazo, cada vez más generalizado por todos los estamentos, de la Violencia Obstétrica.

Y, aunque quedan muchas cosas por mejorar, se han ido incorporando toda clase de cambios en las relaciones entre profesionales sanitarios y usuarias, tanto en las consultas de embarazo, como en la atención al parto, al posparto o a las dificultades de lactancia. La vieja mentalidad se ha ido modificando, los protocolos adaptándose, las formaciones a los profesionales modernizándose, las mujeres han hecho sentir su voz a través de los planes de parto o escogiendo para parir los hospitales que respetaban más sus preferencias de forma real, y no de boquilla.

Han ayudado una mezcla de factores: nueva información de evidencia científica, el empoderamiento de las mujeres para exigir sus derechos, el sentido común, observar qué actitudes respetan la fisiología (lo que la naturaleza tiene previsto para el buen funcionamiento de los procesos), las consecuencias positivas cuando se protege la fisiología, la modernización de los espacios y las actitudes: luces tenues, bañeras para parir, herramientas naturales de ayuda para el dolor antes de ofrecer la epidural, explicar a las madres lo que se lleva a cabo y pedir su consentimiento,…

Dentro de esta transformación estamos las doulas, aportando nuestra atención personalizada. Como doula me escoge cada familia y me expresan sus necesidades, preferencias y deseos. De hecho, cuando una madre es apoyada de forma continua, se favorece una experiencia positiva de parto, incluso cuando las cosas no son cómo esperaba. Esto está reflejado en estudios científicos: ...«La evidencia sugiere que, además de la atención de enfermería regular, el apoyo emocional continuo e individualizado brindado por personal de apoyo, como una doula, se asocia con mejores resultados para las mujeres en trabajo de parto». Pero, sobre todo, y aún más importante, está reflejado en los múltiples testimonios de madres que me escogieron como doula. 

En los países del centro-norte de Europa y del mundo anglosajón en general, tienen asumido la importancia de que la madre escoja quién quiere que le acompañe durante su maternidad y, de forma especial, durante su proceso de parto. Se sabe que el parto es una de la experiencias más intensas, profundas y transformadoras para las mujeres, es un umbral que la pone a prueba en todos los sentidos: física, mental, emocional e, incluso, espiritualmente.

Es común que dentro de los paritorios de los países en los que España se mira para aprender a hacer las cosas mejor, la mujer pueda estar con su pareja, su doula, su madre o un hermanito mayor, en todo caso, las personas que ella sienta que le apetece tener cerca. En algunos lugares pueden llegar a poner algún límite, por cuestiones prácticas, pero seguro que incluyen, como mínimo a dos personas acompañantes. En otros lugares, pueden dejar entrar en paritorio a toda una congregación religiosa, afín a la familia.

Pero «Spain… is different». En los paritorios de España aún predomina una mentalidad de control e infantilización que hace que se les diga a las madres que SOLO PUEDE TENER UN ACOMPAÑANTE DENTRO DE PARITORIO. En el mejor de los casos, le permiten que se turnen (el mínimo de veces posible) dos personas. En algunos hospitales, solo dejan que una persona puede estar con ella de principio a fin. Las razones que dan para ello son totalmente incongruentes con las directrices de la OMS, los deseos de las madres y el sentido común más básico.

Algunas de las increíbles razones que les dan a las mujeres para no dejar pasar a su doula, junto a a su pareja, dentro de paritorio: «Las doulas no están contratadas por el hospital» (no compete, ni le importa al hospital, si la persona que acompaña a una mujer es familia suya, es una amistad o está contratada); «No caben más personas en el paritorio» (en realidad, eso solo era cierto en algunos paritorios antiguos de hospitales privados pequeños, que incluso ahora han cambiado); «Si dejo ahora que pasen dos personas, me lo pedirán más mujeres» (con toda razón y derecho); «Lo dice el protocolo» (que en ningún caso son de obligado cumplimiento, solo son directrices); «Lo dice mi coordinadora, lo dicen mis compañeras, lo dicen los médicos,…» (es una manera muy burda de evitar tomar responsabilidad); «Yo estoy de acuerdo, pero si dejo entrar a dos personas, mis compañeras me riñen» (y entonces, ¿Quién defiende el derecho de las mujeres?); «Cuando me niego a dejar a entrar dos personas quedo como la mala y, en realidad, solo estoy cumpliendo órdenes» (¿y si las órdenes son absurdas, también las cumplimos?); «Las doulas son peligrosas» (las malas praxis solo las pueden cometer personas concretas, no una profesión entera. Y siempre se debe denunciar, tenga la profesión que tenga. Y hay que aportar pruebas, no habladurías); «Las doulas cometen intrusismo» (eso solo es cierto si una doula dice que es comadrona, llevando a engaño a la cliente, entonces sería denunciable. Pero el trabajo de la doula es complementario a otras profesiones y llevarlo a cabo NO es intrusismo)…

Cuando una mujer contrata a una doula, sabe perfectamente cuáles son sus funciones y, si tiene dudas, la propia doula se las aclara. También sabe que la doula no es personal sanitario y cuáles son las diferencias con respecto a otros profesionales que le atienden. ¿O es que ahora vamos a creer que las mujeres son tontas y no saben lo que quieren o en que se gastan el dinero?.

Y lo más increíble de la situación es que, al menos en Mallorca, hay honrosas excepciones, yo he estado en multitud de partos dentro de paritorio junto a la mujer y su pareja, en perfecta armonía y colaboración con los otros profesionales…. pero, resulta que depende de la voluntad de la matrona que atiende a la madre que además, en algunas situaciones, se juega el reproche de compañeras o las coordinadoras que niegan a las madres sus derechos más básicos.

Se produce el absurdo de los protocolos obsoletos españoles: la mujer crea un vínculo profundo con su doula durante el embarazo, un día se pone parto y desde el inicio la doula le acompaña, junto a la pareja (cuando la hay) en una danza sagrada… Toca el momento de ir a paritorio y no se sabe qué puede pasar: «depende de quién te toque», una clase de incertidumbre que perturba la tranquilidad de la mujer de parto.

Las mujeres extranjeras es algo que no entienden y se indignan. Las mujeres españolas están más acostumbradas, pero también se indignan. Sienten que les hacen tomar una decisión que les desgarra el corazón en un momento muy intenso y vulnerable, a pesar de que están avisadas con antelación de esta posibilidad, por la propia doula.

Las direcciones de los hospitales, sean públicos o privados, así como los profesionales sanitarios, sea cual sea su cargo, tienen que entender que todas las excusas que se puedan inventar para impedir el derecho de las mujeres de estar acompañadas de quiénes ellas quieran, solo expresa que aún no han comprendido que LA PROTAGONISTA DEL PARTO ES LA MUJER Y SU BEBÉ. Que el verdadero cambio de concepción se dará cuando esto se anteponga a cualquier otra consideración.

Acabará llegando, como ya ha llegado en otros lugares avanzados del mundo y retrasarlo, es otra variedad de Violencia Obstétrica.

Las mujeres tenemos mucho poder cuando expresamos en voz alta lo que queremos. De hecho, todo lo conseguido se deriva de las voces de tantas mujeres que nos precedieron.

Hago una propuesta a todas las mujeres: cuando atraviesas tu maternidad y eres atendida por los diferentes profesionales e instituciones, DEJA CONSTANCIA.

Lo primero de todo AGRADECER de corazón y personalmente a cada persona que te ofreció unos servicios íntegros y humanos, animándola así a seguir en su línea de actuación y reconociéndole su buen hacer. Por eso mismo, también puedes hacer un escrito explicando tu gratitud y se lo haces llegar a la institución que la tiene contratada, a través de «Atención al Paciente».

Lo segundo QUEJARSE, de forma escrita y argumentada, de aquellas actuaciones que no fueron correctas, expresando además, cómo se vivieron y las consecuencias que tuvieron en la percepción de la vivencia. Todo ello presentado en «Atención al Paciente» del lugar donde ocurrieron los hechos.

Imaginemos cuanta información valiosa y de primera mano, podrían tener las instituciones de quiénes verdaderamente son y deben ser las protagonistas: LAS MUJERES.

Por todo ello, espero el día que España deje de ser diferente y se permita a las mujeres

la libertad de escoger quién quiere que le acompañe dentro del paritorio,

y todos los profesionales que le atienden respeten sus derechos y decisiones.