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Testimonio Diana y Valentina (25-04-18)

Cuando Diana vino a hablar conmigo me encontré con una mujer que estaba un poco «perdida» y, sobretodo, que estaba sola. La maternidad es una gran transformación que requiere puntos de apoyo externos para poder afrontar las inseguridades que se despiertan, en su caso se añadía que era madre soltera a pesar de que en principio tener un hijo había sido un proyecto común con el padre de su hija.

Me sorprendía el coraje con el que llevaba su situación, físicamente estaba muy bien, pero emocionalmente vivió un embarazo muy difícil. Pudo contar con la ayuda de un grupo de mujeres con el que se reunía cada semana, tuvo su pequeña tribu que fue de gran apoyo mientras iba avanzando la gestación, preparándose para el gran momento.

Diana y amigas 500px

Vino a verme con su madre, que también es un gran pilar para ella, especialmente ahora que está criando a su hija. Diana y yo conectamos enseguida y vio muy claro que quería contar con una doula para sentirse acompañada de forma cercana y para poder tener su parto consciente y sin epidural, en la medida de lo posible.

Yo le ofrecí poder contar también con una doula en prácticas y así fue como conoció a Camila, también conectaron muy bien y tuvo su ayuda en diversos momentos del proceso de parto, fue un nacimiento precioso entre mujeres.

La matrona del hospital tuvo un trato muy respetuoso y colaboró con sus sugerencias para que Diana tuviera el mejor parto posible. Ella entró tan profundamente en el Planeta Parto que ni sabía lo que estaba pasando, recuerdo que cuando tenía 2 cm de dilatación la matrona le explico que aún no estaba de parto… y varias horas más tarde, cuando ya estaba de 8 cm, Diana me pregunto que cuando iba a ponerse de parto…¡se creía que aún estaba con pródromos, a pesar de la intensidad de lo que estaba viviendo! Mostró gran coraje y valor todo el tiempo, probablemente el parto fue más duro debido a que Valentina venía mirando hacia delante y eso dificultó su descenso por el canal de parto, pero ella sostuvo con mucha entereza toda la experiencia.

No deja de sorprenderme lo que Diana es capaz de hacer siendo madre: alimentar a su hija, encajar su realidad cotidiana, llegar a acuerdos con el padre de su hija que no perjudiquen la lactancia y que permitan el vínculo padre/hija, bregar con leyes absurdas….¿de verdad alguien cree que un recién nacido puede estar tres horas sin comer, mientras está intentando crecer y adaptarse a la vida fuera del útero?.

Falta sentido común en la política y en las leyes, además de profesionales que sepan de los derechos del recién nacido y de como funciona la biología. También faltan políticas que prestigien la maternidad y la protejan durante los primeros años, así como sucede sobretodo en el norte de Europa, donde hay países que cuentan con bajas maternales mucho más largas que en España.

Mientras tanto aquí va el testimonio de la experiencia de parto con doulas, contada por su protagonista:

Todo empezó cuando una hermosa mujer me recomendó que contactara con Llucia Mir para que como doula me acompañara en la etapa final de mi embarazo y parto, me dijo: «es la mejor inversión que puedes hacer, no te vas a arrepentir» y ¡cuanta razón tenía!.

Llucia, desde la primera vez que nos entrevistamos una a la otra, me dio mucha seguridad pues yo tenía muchas dudas como madre primeriza y con conciencia de querer hacer las cosas lo más natural posible, me dio información útil que yo le solicité, para prepararme para el parto, la lactancia y otras cosas de interés para mí.

Como doula estuvo siempre atenta y pendiente de mi, me abrió el abanico de posibilidades para que yo escogiera, estuviera bien y me enfocará en lo importante, mi bebé y mi parto.

El día del parto llegó y me inyectó paz y calma con tan solo abrazarme, luego las contracciones se llevaban mejor con sus masajes en la espalda, me sugería diferentes posiciones para mi descanso mientras continuaba el trabajo de parto, siempre respetando el ritmo  que llevaba mi parto.

Camila vino con ella, es una aprendiz de doula que Llucia tuvo la intuición de que nos acompañará en mi parto y fue muy acertada pues me aportó más cariño, fuerza y ternura al trabajo de parto, estuvo también pendiente de cubrir mis necesidades inmediatas, dándonos apoyo y fuerza, tanto a mi como a mi madre, ya que ellas estuvieron juntas buena parte del tiempo mientras esperaban fuera de paritorio.

Diana y Camila 500px

Ya en el hospital nos quedamos solas ella y yo, pero yo estaba tranquila porque Llucia en todo momento mantenía informada a mi familia, pero siempre primero pendiente de mí y mis necesidades, en esos momentos sientes tanto la contracción que no escuchas lo que te dicen, pero me hacía llegar su apoyo ya sea con caricias, miradas o atenciones.

Una de las cosas que más valoro es que Llucia sabía todo lo que yo quería para mi parto y para el recibimiento de mi bebe pues juntas miramos el plan de parto que elaboré de forma personalizada, así que cuando yo ya estaba en el «Planeta Parto» como dice ella,  mi doula era el hilo que me mantenía conectada a la realidad y el cumplimiento del mismo.

Y de lo que más me siento afortunada de tenerla en mi parto es por la oportuna ayuda que me dio a la hora del expulsivo, por un lado mi bebé no bajaba y la bolsa del líquido amniótico no se rompía, cuando al fin se rompió y todo se aceleró, junto a la comadrona me ayudaron a colocarme en una postura cómoda y segura para mi bebé (tumbada de lado), yo ya estaba muy cansada después de 10 horas de trabajo de parto, Llucia tuvo la gran visión de ayudarme con la pierna de arriba moviéndola de tal forma que me ayudaba a aliviar la contracción y a abrir más la pelvis al mismo tiempo que yo empujaba a mi bebé, fue maravilloso pues así el expulsivo duró menos. Por otro lado, en esta fase la matrona me daba instrucciones que yo no entendía, como que dejara de pujar y en mi cabeza me decía ¿porqué voy a dejar de pujar? Justo antes de preguntar nada, se acercó Lucía a mi cara y me explicó que se trataba de evitar que se rompiera el periné, eso me ayudó a estar más tranquila, segura y atenta a las indicaciones para así conseguir desgarrarme menos.

Gracias al apoyo y compañía de Llucia en mi parto tengo la fortuna de recordarlo con mucho cariño pues yo estaba conectada de lleno con mi bebe y ella se encargaba de lo demás, cuando yo ya disfrutaba de mi bebe en brazos siguió junto a mi durante el tiempo de espera para que saliera por sí sola la placenta y luego guardarla para llevarla a casa, tal como lo decía mi  plan de parto. A la hora de la lactancia materna también fue muy importante y como doula estuvo ahí con sus sugerencias y apoyo, al día siguiente se pasó a vernos y hasta la fecha sigue pendiente de nosotras.

Llucia apareció en el momento justo de mi vida cuando necesitaba apoyo y cariño, contar con mis dos doulas me ayudó a disfrutar de ese momento tan especial y con tantas emociones juntas, por todo ello les estoy muy agradecida y me siento afortunada de contar con la fuerza de estas hermosas mujeres: Llucia y Camila ¡Gracias!

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Testimonio de Xisca, Toni, Marc y Martí (11-08-2017)

Conocí a Xisca cuando estaba embarazada de su primer hijo, entonces decidió parir en casa y yo fui una de sus doulas, pero acabó en el hospital porque fue una dilatación muy dura y larga, aún así, consiguió parir de forma vaginal. Eso suele dejar en la mujer un sabor de boca agridulce, luego se requiere un tiempo de introspección para entender, digerir y gestionar la experiencia real versus el deseo del corazón.

Cuando contactó nuevamente conmigo porque estaba embarazada de sus segundo hijo me explicó algunas de las cosas que le estaba enseñando su maternidad, se veía claramente que había hecho un gran indagación personal, había explorado sus fortalezas y sus miedos, había traído a la luz parte de las improntas que, a veces, bloquean la evolución fisiológico de un parto. En su corazón continuaba la idea de parir en casa, pero claro, quedaba un resquicio del miedo a no poder conseguirlo por segunda vez.

Ella tenía la consciencia de que todo cuanto se avanza durante la dilatación en casa es aumentar las posibilidades de tener un parto con menos intervenciones y, además, sabía que en el tiempo transcurrido desde el primer embarazo se sentía mucho más madura. En las conversaciones que tuvimos, para mí era muy evidente su evolución personal, yo solo le devolví el reflejo de su propia sabiduría, para que desde ahí pudiera tomar sus decisiones.

Así que con todo ello, finalmente se animó a confiar y volver a seguir sus sueños. Ella lo relata con sus palabras y transmite todo el PODER que sintió después de atravesar su camino de rendición a las fuerzas de la Naturaleza. Y aquí está con sus preciosos hijos. Puro amor.

Llucia

Parto Xisca, niños y Llucia 500px

 

Es muy difícil, para mí, explicar la experiencia más brutal, real y auténtica jamás vívida. Es algo que hay que vivir, sentir y respirar.

Sentimientos fuertes, emociones que surgen a borbotones, sin control, intensas que llevan gestándose en tu interior y explotan de manera irracional y descontrolada.

Llevas tanto tiempo soñando, pensando en este momento… sientes ilusión, amor, confianza, gratitud.

Después de algunos días con contracciones que vienen y se van ha llegado el gran día. Respiras, caminas, te mueves, sientes, buscas y poco a poco te sumerges en ti, poco a poco desconectas y te pierdes, te vas a otro mundo lleno de sensaciones contrariadas. Donde el dolor y el amor van de la mano. Sientes la transformación y la apertura de tu cuerpo que se prepara para la llegada de mi nuevo amor. Sentimientos duros, poderosos. Te desencajas y sientes  como se entrelazan la fuerza y la fragilidad de tu cuerpo. Descubres lo poderoso y mágico que es tu cuerpo, que eres, que es la vida.

Sientes cómo te transformas, sintiendo cada segundo, buscando el sosiego en el amor. En la compañía y el cuidado de esos ojos atentos, discretos y respetuosos que no te pierden de vista. De esas manos fuertes, seguras, serenas, dulces que te calman y guían en los momentos de locura. Sientes la presencia de esas almas que te acompañan, te sostienen, estén donde estén y te lo facilitan todo.

La calma que hay en el ambiente, el amor, el respeto, la tranquilidad de saber que estas en manos de grandes profesionales y de grandísimas personas hace posible vivir todo esto, que mi sueño se haga realidad.

Vivir de verdad todas estas sensaciones en mi cuerpo, esta intensidad desconocida, jamás vivida, inexplicable. Ese descontrol por dejarte llevar y no saber… Simplemente sentir, sensaciones puras, emociones intensas, fuertes y descubres la gran capacidad de tu cuerpo, la magia de la vida, la magia de tu ser, la magia de tu bebe, del amor y de repente ya está aquí. Está entre tus brazos. Mi nuevo amor.

Sin fuerzas para sostenerlo, con temblor en mi cuerpo, no puedo creerlo. Sorprendida, fascinada, agradecida por todo lo vivido. Alucinada por todo el proceso, asimilando que ya está aquí, que he sido capaz,  mi bebe también ha sido capaz. Agradecida a las personas que nos acompañan y a todas las que me han ayudado a llegar hasta aquí y poder vivir y sentir. Agradecida a mi bebe. Agradecida a la vida.

 

                                             Parto Xisca manos

Parto Xisca Martí

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Testimonio de Clara (16-07-17)

Mi nombre es Clara y en el embarazo de mi segundo hijo me acompañó mi Doula Llucia Mir.

Yo decidí tener una Doula porque en el parto de mi primer hijo me sentí muy desconectada del proceso y fue un parto bastante traumático. Mi pareja y yo nos asustamos así que, en vez de darle la bienvenida a nuestro hijo con tranquilidad y amor, fue un día lleno de miedo y falta de comunicación.

Con mi segundo hijo hice una preparación diferente, fui conociendo a Llucia en diferentes encuentros donde recibía sus masajes y, además, hablábamos sobre el tipo de apoyo que quería durante el parto, de mis experiencias previas en el parto anterior y que cosas eran importantes para mí.

Yo queria tener a mi Doula y a mi pareja durante el parto en un hospital público, para que mi pareja pudiera ver un parto normal sin tener que ser la única persona de apoyo.

Cuando al final llegó el parto tuve contracciones todo el día que primero fueron suaves y que se pusieron muy potentes cuando llegó la noche. Llamé a Llucia para decirle que tenía contracciones y ella me preguntó si quería que viniera y yo preferí que no porque lo llevaba bien. Mi plan era quedarme en casa el máximo de tiempo posible para intentar aguantar el dolor allí, sin la opción de los analgésicos.

¡Logré mi meta! Y me quedé en casa casi un poco demasiado. Sobre las 10h de la noche llamamos a Llucia para decirle que salíamos para el hospital. El primer plan era ir al hospital de Inca. Pero mis contracciones eran tan fuertes que yo fui incapaz de subirme al coche. Nosotros estábamos en Soller y me dí cuenta que no nos daría tiempo llegar al hospital de Inca porque me daba la sensación que el bebe ya llegaba. Así que llamamos a LLucia y le dijimos que nos ibamos a Son Espases que quedaba mas cerca.

Finalmente, con la sugerencia de mi doula, logré meterme en el coche a cuatro patas y enseguida llegamos a Son Espaces. LLucia nos esperaba en el parking. Me acogió y dijo que seguramente yo ya estaba para empujar. Entré en el hospital con los ojos cerrados porque la luz me molestaba. Y cantando (gritando) con las contracciones. Me trajeron una silla de ruedas y les dije que no me podía sentar, entonces LLucia les pidió que me trajeran una camilla para que pudiera seguir a cuatro patas.

Me subieron a una sala donde querían examinarme, tenían las luces muy fuertes y les dije que las apagaran, empezaron diciendo que no, que como podrían examinarme. Les dije que me daba igual pero que apagaran las luces. Las apagaron. Yo estaba de 10 cm de dilatación.

Me llevaron a paritorio y me preguntaron quién quería que me acompañara y pedí que fueran los dos, pero se negaron, y elegí a Llucia.

El expulsivo fue largo y tuve en total cuatro comadronas diferentes apoyándome, todas fueron muy respetuosas y majas. Llucia me hacía masajes y me animaba, me daba zumo y me refrescaba la frente. Ella era una fuente de paz y de apoyo. Como una columna soportaba mi peso físico y apoyando silenciosamente con palabras, de vez en cuando, mi trabajo de parto. Tenerla a mi lado fue lo mejor que hice para poder seguir adelante con mi parto y para conseguir un parto respetuoso para mi hijo.

¡Estoy tan contenta de poder haber tenido un parto así!. Muchas veces pienso en este parto y me hace sentir fuerte y orgullosa de mi misma. Con este segundo parto sané mis heridas del parto traumático de mi primer hijo.

Clara

 

«Es bastante común que una mujer que ha tenido un parto traumático busque una doula durante el embarazo de su siguiente hijo, porque es consciente de cuanto puede cambiar la experiencia con un acompañamiento personalizado, respetuoso y continuo desde el inicio hasta el final del proceso.

Es más frecuente de lo  que parece, que los partos se sientan como traumáticos, no tanto por lo que sucedió, sino por la falta de información durante el mismo y por un trato poco respetuoso de parte de los profesionales que lo atienden. Así que, muchas veces, también las parejas toman otra clase de decisiones sobre el hospital al que quieren acudir.

En el caso de Clara, cuando su parto, en un espacio corto de tiempo, cogió una dinámica muy acelerada, tuvo que decidir acudir al que le quedaba más cerca.

¡Que difícil es para una mujer que llega con las contracciones seguidas y potentes, someterse al protocolo típico establecido! ¿Cómo se va a poder sentar en una silla de ruedas o en la butaca de las correas?, ¿Cómo va a vivir las luces excesivas o poder responder las preguntas del personal?, y ¿Por qué , en un momento tan delicado, le hacen escoger entre su pareja o su doula? Son cosas que no tienen sentido.

Clara en lo único que cedió fue a escoger entre su pareja y su doula, era algo que ya tenían hablado por si llegaba el caso, y no tenía sentido ponerse a discutir sobre ello con el personal sanitario, estando además de 10 cm.

En todo lo demás se posicionó en su mujer “Loba” y no daba pie a réplica, ella no puede acordarse porque estaba habitando plenamente su Planeta Parto, pero fui testigo de como estaba  totalmente conectada y de como se hacia respetar con una mirada o con una escueta respuesta de SI o de NO.

A pesar de llegar dilatada de 10 cm, el expulsivo se alargó durante unas 3 horas y llegaron a pasar varias comadronas por paritorio, en ese tiempo le quisieron aplicar diferentes protocolos y ella tuvo muy clara su respuesta en cada situación. Se dejó asesorar, aceptó algunas propuestas que pudieran ayudarla a avanzar en la bajada del bebé, pero predominó todo el tiempo la conexión con su propio instinto.

SENTÍ QUE CUANDO UNA MUJER COGE TODO SU PODER, NO HAY NADA QUE LA PARE.

En su momento no lo compartí con ella, pero se que el comentario entre las comadronas sobre su parto fue: “las mujeres que vienen con doula saben bien lo que quieren”.

Y eso solo lo consigue cada mujer que toma el Poder por sí misma, ya que nadie habla nunca en su nombre, es suficiente contar con alguien que está a su lado y apoya cada una de sus decisiones, sean cuales sean y sin juzgarla.

Y siento que no solo la mujer/madre/loba sale reforzada de esa experiencia, sino que las demás mujeres  del mundo (sean testigos o  no) “resonamos” en ese Poder de forma automática».

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Comadrona, pareja, doula…¡GRACIAS! (15-05-16)

Quiero expresar mi agradecimiento a las personas que lo han hecho posible…mi primer parto fue a los 35 años, en la sala de un hospital, blanco y frío, acompañada por mis miedos, el padre de mi bebe,…una comadrona a la que nunca había visto en mi vida, una enfermera fría y dura como un tomate verde, arrancado antes de madurar,… y el deseo que todo fuera bien, de la mejor manera posible.

Fue un parto “relativamente fácil”, ya que parece ser soy «buena parturienta»…hija de la última hija de mi querida abuela que parió 14 hijos …en el campo con una buena mujer que se dedicaba a asistir los partos en casa en aquellas épocas…

Pero no fue «tan fácil» para mí, con ese «cable» colocado en vena “por las dudas«, “por si hace falta algo”. No quise epidural, estuve haciendo el trabajo de parto en una “cama», aunque aún no entiendo la razón. Motivo que retrasó el parto natural, ya que no me permitían ponerme en  posturas que me resultaran más cómoda … o si lo «permitían» con ese cable colgando de mi brazo, no sabía cómo hacerlo. Casi voy a cesárea. Al final parí en otra sala helada, sentada en una silla de «lata» para comodidad del personal sanitario….salió todo bien, pero, ¿podría haber sido diferente?.

Sí…Siete años y medio más tarde estaba pariendo tranquila y relajada, en mi punto de encaje, siendo yo misma. Acompañada por mi pareja, mi doula y una comadrona que nos  permitió estar juntos dentro de paritorio … que paz y que tranquilidad,… cuando ví que era posible, medio parto estaba hecho, entonces pude contar con mi pareja que hacía años estaba conmigo y nos conocemos bien y mi doula que me estaba acompañando desde mis primeros meses de embarazo, en el deseo de sentirme acompañada por una mujer y haciéndolo realidad.

Esta vez todo era diferente, no me colocaron «ese cable en el brazo, por las dudas”, la sala de dilatación era agradable, en colores pasteles, podía moverme con libertad, utilizar una pelota de goma gigante para sentarme en ella en cada contracción, relajar mi suelo pélvico, sentir la mirada de mi pareja y el cuerpo de mi doula a mi lado…sosteniéndome sin interferir en el proceso… luego pasamos a una habitación aún más cálida e íntima, pudiéndome mover y adoptar la postura que mi parir me pedía, tanto la comadrona como la doula y mi pareja estaban por nosotras…disponibles…en todo momento dándonos a mi  y a mi hija el papel protagonista del suceder sin perder ellas el suyo, lo hicieron impecablemente el “saber estar” siendo ellas mismas, desde su corazón y su sapiencia…así en ese ambiente humano, cálido y adecuado parí a mi querida segunda  hija….la parimos entre todas…el parto pudo ser diferente…a nuestro favor…a nuestra manera …natural, humana…en un hospital público, con los mejores medios humanos y los tecnológicos que, gracias a Dios, no fueron necesarios.

Gracias a mi doula Llucia Mir por su acompañamiento y a la comadrona Jessica por haberlo permitido, gracias a mi pareja porque juntos dimos el pie inicial a toda esta aventura, y gracias a Dios por la maravilla de esta experiencia humana.

¡GRACIAS!

Karina y Celeste

 

«Karina me pidió que fuera su doula desde el inicio de su segundo embarazo, tenía claro que quería sentirse acompañada por una mujer durante todo el proceso. Ella es muy dulce y sabe lo que quiere, pero le encanta confirmar sus intuiciones  con las personas que le inspiran confianza.

Tuvo un parto muy consciente, con una progresión lenta al principio y que luego avanzó de forma muy rápida desde los 5 cm a los 10 cm. En ese espacio de tiempo, mientras habitaba su Planeta Parto, su cuerpo “bailaba” mientras sus brazos rodeaban mi cuello,…y una gran fuerza se apoderó del proceso, permitiendo una fluidez que le acompañó hasta el final, en un expulsivo también corto y potente.

Estar cerca de su familia desde el  principio del embarazo, en el parto y durante el proceso de crianza ha creado una relación muy especial entre nosotras, de tal manera que incluso tuve el honor de ser invitada a su preciosa boda, reservada a sus amigos más íntimos.

Hemos vivido muchas anécdotas juntas, en nuestro contacto continuo es de las personas que me han preguntado las cosas más increibles, porque ella sabe que no importa lo absurdo o pequeño que les pueda parecer a los demás lo que ella siente, porque yo entiendo que todo es importante, porque lo importante es lo que siente cada madre y que lo pueda compartir.

Y así, lo sencillo se convierte en arma de creación masiva».

 

Familia de Karina con su doula

 

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Parto Karina

Testimonio de Karina y Celeste (13-05-19)

Una doula es la mujer sabia de la tribu que te escucha y sobretodo te contiene y sostiene…..nunca mejor dicho….en uno de los momentos más importantes de la vida de un ser humano, parir y nacer…todas las mujeres vivirían el parto de una manera mucho más humana si cuentan con una doula, una buena matrona y una pareja presente… lo propongo como un derecho humano básico a partir de ahora para toda parturienta, para toda pareja, para todo bebé.

matronas sed humildes y sabias y dejaros ayudar.
Karina y Celeste

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Testimonio de Rosa y Nuria (16-04-18)

Me quedé embarazada por segunda vez y una amiga me pidió ¿tendrás doula? ¿parto en casa? Yo pensé ¿para qué?.

Pero en el 7º mes de embarazo empecé a tener un poco de depresión, inseguridad repentina para todo … Me informé sobre las doulas, conocí algunas y decidí tener una. Quería estar el máximo de tiempo en casa cuando me pusiera de parto para poder partir hacia el hospital sin interrupciones (como me pasó en el anterior parto).

Quería que la doula me ayudara a sentirme protegida y segura a la hora de pedir lo que quería al equipo hospitalario, que pudiera responderme a las dudas del último momento si me sentía perdida …

Para mí tener una doula, confiar en la experiencia y en la persona de Llucia Mir ha significado confiar en mí misma, estar tranquila los últimos días de embarazo, de que alguien con experiencia estuviera a mi lado, pendiente de mí y de mi parto.

Cuando me puse de parto vino enseguida, ayudaba a mi pareja con todo lo que yo iba pidiendo y necesitando, junto con la matrona del hospital; allí dentro no faltaba ni sobraba nadie. Entre todos me daban soporte físico y emocional.

Un equipo 10 formaron todos juntos, en esta experiencia tan importante en la vida, este momento en que se ha de dar todo lo mejor para la mujer que está de parto. Para que sea unos de los mejores momentos de su vida, que no olvidará.

Gracias al equipo del hospital por dejar entrar la doula y la pareja al mismo tiempo. Gracias a mi doula Llucia, la matrona Bárbara y mi pareja por este parto tan bonito, quería que mi segundo y último parto de mi vida fuera diferente, mejor y lo más natural posible para saber qué es parir por mi misma.

¡Gracias Universo!

Rosa Llull

 

«Cuando Rosa se puso en contacto conmigo estaba pasando un momento personal de incertidumbre, recordaba cosas que sucedieron en su parto anterior con las que se había sentido incómoda, tenía dudas sobre sus capacidades e incluso sobre donde parir.

Ya al final del primer encuentro hubo un cambio evidente, compartir sus pensamientos con alguien que los comprendía supuso un alivio, y seguir reflexionando sobre los sentimientos asociados le ayudó a desenmarañar lo que quería y cómo lo quería. Desde ahí su energía se centró y pudo descansar en la confianza en sí misma que, momentáneamente, había perdido. Elaborar el Plan de Parto y entenderlo, le acabó de aclarar y sentir que tomaba las riendas.

Rosa se puso de parto en la semana 41+ 4, los últimos diez días estuvimos en contacto diario a través del teléfono, me contaba cómo se sentía, qué sensaciones físicas tenía, qué le había dicho la ginecóloga,… en esa fase de dulce espera, en la que se va acercando el momento  y cuando ya se sienten unas ganas cada vez más fuertes de parir y conocer a tu hija.

Por fin rompió aguas, estando en el hospital y justo antes de la revisión por la ginecóloga, pero al ser aguas teñidas, la recomendación que le hicieron fue quedarse en paritorio e inducir el parto. No era el inicio que ella había deseado ni el que se había imaginado y, aún así, cuando fuí al hospital justo al iniciar la inducción, ella estaba serena y preparada.

Solo bastó el primer impulso de la oxitocina, se ve que todo  estaba a punto, entró en una dinámica de parto en la que su cuerpo respondió dilatando de forma muy rápida, todo el proceso activo duró apenas unas dos horas. Estuvimos juntos en paritorio en un parto natural, rápido y respetado. Una experiencia preciosa, con una complicidad muy bonita con las comadronas«.

 

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Dámaris con su doula

Hacer posible lo difícil (16-05-17)

Jamás imaginé que el simple y legítimo acto de parir supusiera una lucha por conquistar el derecho a guiarnos por nuestro cuerpo e instinto primitivo, derecho de ser acompañadas por nuestros seres queridos y derecho de gozar de tiempo para nacer.

Mis dos experiencias de parto hospitalarias han supuesto algo maravilloso para mí, no sólo por el positivo desarrollo del trabajo de parto sino también por sentir que hacíamos posible lo que parecía difícil en terreno hospitalario: crear una atmósfera de AMOR, colaboración y vinculación humana con los profesionales médicos. 

Nur nació rompiendo todos los protocolos médicos (más de 24h de bolsa rota, más de 2 días de contracciones, 1 día de dilatación, firmando alta voluntaria tras rechazar la inducción y exigiendo la presencia de mi Doula y mi marido en todo momento). Nur vino con todo su derecho de nacer en el momento preciso y tanto ella como yo nos tomamos el tiempo para atravesarlo sin condicionarnos por los ginecólogos, deseosos de intervenir «y agilizarlo todo», como si el hecho de nacer más rápido significase nacer mejor.

Todo ello estuvo apoyado por la presencia y el respeto del padre y de grandes profesionales, la matrona Loles y nuestra Doula Llucia Mir, que aunaron fuerzas y me trasmitieron cariño y serenidad, escuchando activamente mis necesidades y sirviendo al trabajo de parto antes que a las máquinas y los números redondos de cómo debe desarrollarse un parto.

Senda nació con el mismo acompañamiento y con la dilatación en bañera, un gran avance en el sistema sanitario público. Fue un parto más corto, nos asistieron varias matronas, además estuvo mi Doula en todo momento junto con mi marido ayudando a los profesionales, en servicio del nacimiento.

Gracias a los profesionales, grandes personas que aman su trabajo y dan sentido a la locura hospitalaria y, también, gracias a que todos éramos conscientes de cuáles eran nuestros derechos y cuál nuestro lugar, pudieron ser GRANDES EXPERIENCIAS DE PODER, CON UNA VERDAD HUMANA QUE HACE POSIBLE LO IMPOSIBLE.

Dámaris, Nur y Senda

 

«Con Dámaris nos conocimos de casualidad, ella es cantante y su marido músico, y estaban actuando en la boda de unos queridos amigos. Entonces ella hacía muy poco que sabía que estaba embarazada y, ni puedo recordar como, al acercarme a felicitarla por su preciosa actuación, acabamos hablando de su embarazo y se enteró que yo era doula.

Se le iluminó la cara cuando supo de qué se trataba, algo en su interior hizo un click y, como siempre ha dicho, era justo lo que necesitaba en ese momento. Algo que, curiosamente, le sucede a más mujeres.

Se informó de todo aquello que para ella era un mundo nuevo, sintió que era el lenguaje y la actitud que necesitaba para entender, para posicionarse, para saber lo que quería,…

Su primer parto fue de esos que antes llamaban “el parto de la burra”, como ella misma explica fue muy largo, entre empezar y pararse, e incluso cuando al fin cogió dinámica. Durante todo el proceso la pareja tuvo que tomar diversas decisiones importantes. Cada vez que se enfrentaron a ellas, se concedieron a sí mismos el tiempo para pensarlo y hablarlo entre ellos, luego sostuvieron juntos esa decisión delante de los profesionales y firmaron lo que hiciera falta. Doy fe de que nunca son decisiones fáciles, porque sienten la presión de los profesionales que tienen un criterio diferente, así que la propia opinión debe ser muy clara para poderla sostener.

La comadrona que atendió el parto cuando ya entramos en paritorio fue también todo un ejemplo de profesional empoderada, escuchó cada necesidad de Dámaris y se alió con ella. No todas sus compañeras estaban de acuerdo en que estuviera la madre con su pareja y su doula, tampoco aceptaban que no quisiera ponerse antibiótico de forma preventiva, o que la madre quisiera moverse a su antojo, …y sobretodo, supo sostener su criterio profesional delante de la ginecóloga de guardia que quería intervenir. Y doy fe también, de que nada de todo esto es fácil porque demasiadas veces he visto “ceder” a las profesionales a la presión externa, y en contra de sus propios criterios.

Cuando conoces a una mujer antes de tener hijos, es frecuente ver la gran transformación que sucede en todo su SER y si, además, esa mujer consigue sentirse empoderada en cada uno de los aspectos que le conciernen durante sus partos, y más si es contra viento y marea, la transformación es enorme, como mujer y como persona«.

Testimonio de Patri y Axl (16-04-22)

Y mi segundo parto volvió a ser cesárea, y muchos pensarán que no tuve el parto deseado. A pesar de quererlo con todas mis fuerzas, de tener todo el apoyo de mi pareja, de la luz de nuestra Doula, de la implicación de todo el equipo médico. No lo tuve aunque desde el primer momento sintiera un cúmulo de contracciones que no hacían esperar tal final, de una intensidad que ni a la cara podía mirar al personal, pasé horas con los ojos cerrados, escuchando a nuestra Doula, las puertas con las matronas entrando y saliendo, intentando hablar conmigo, agarrándome a una cuerda dando escape al dolor, no lo tuve aunque los ginecólogos, matronas, Doula y mi marido colaborarán de forma respetuosa para tal fin.

No lo tuve a pesar de estar informada, entrenada, dispuesta a dejarme llevar por el momento. . .

Y muchos seguirán pensando que a pesar de todo no lo tuve.

Y yo con nuestro bebé ya en casa, doy las gracias a todos por el esfuerzo .

Porque gracias a vosotros lo que no tuve en ningún momento fue miedo.

Sentí que podía hacerlo, que podía soportarlo, que el dolor me acercaba al final, que de todos los malestares este es el más bonito, el que te hace crecer, y conecta a toda la orquesta humana que empujaba a nacer a nuestro bebé, de forma respetuosa y con mucho amor.

Todo el personal implicado sintió que acabara en cesárea, y yo. . . claro que lo sentí, pero en este caso que a mi me atañe, creedme, no importa tanto el final sino el recorrido.

Lo disfruté al máximo, lo disfrutamos.

Y no. . no lo tuve.

No tuve miedo, Y puedo asegurar que no hay mayor regalo que poder transitar por tu parto sin miedo y así poder beber de todas las sensaciones del proceso del nacimiento.

Por todo esto y más, agradecemos todo el apoyo recibido con todo nuestro corazón.

Gracias a nuestra Doula Llucía Mir por guiarnos, por trascender en nuestra familia. ¡Gracias!

Tuvimos el mejor parto posible dadas las circunstancias,  un parto luchado, un parto respetado.

Patri y Axl

 

«El primer parto de Patri había sido una cesárea en la que ella no tuvo ningún protagonismo, cada intervención médica que le hicieron vino en forma de cascada, sin ninguna explicación y sintió que, en  cierto sentido, le habían robado su parto.

Desde ahí, ella quiso entender lo que había sucedido y se informó de todas las maneras posibles para evitar vivir algo similar con su siguiente hijo. Tomó distintas decisiones: contactar con una doula para sentirse acompañada en su camino de maternidad, cambiar de hospital privado a hospital público, leer sobre cómo favorecer un parto vaginal, trabajar su fuerza interior para afrontar un proceso de parto en forma natural, hacer yoga para embarazadas, acudir a charlas y encuentros de madres, preparar su Plan de Parto…  todo un trabajo intenso y profundo de conexión con su poder como madre.

Estuvo los últimos días con bastantes pródromos que la avisaban que el momento estaba cada vez más cerca, el día que las contracciones empezaron a coger ritmo, ella estaba preparada para vivir plenamente su parto.

Bien pronto  la dinámica empezó  a ser de contracciones cada 2-3 minutos y de intensidad cada vez más fuerte, …. Fue un parto largo, de estos que te hacen creer que las mujeres podemos tener fuerzas sobrenaturales para afrontar cualquier cosa. Las profesionales fueron proponiendo y respetando al mismo tiempo, hicieron todo lo posible, se asombraron de las  capacidades de la madre y se entristecieron cuando finalmente se decidió que tenía que ser cesárea.

Y, he aquí la gran diferencia, hubo un ambiente sagrado, de respeto y trabajo en equipo, de intención y de decisiones conscientes.

Ella lo explica con sus palabras, aún sin ser su parto soñado, se sintió empoderada y en las mejores manos. Yo soy testigo privilegiada de cuanta fuerza hay en el corazón de las mujeres.«

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Testimonio Ana y Laia

Testimonio de Ana y Laia (14-04-08)

Me llamo Ana y tengo una hija de 2 años, Laia. Cuando estaba embarazada no tenía pareja, toda mi familia vive en la península y mis amigas, o no tenían hijos, o su concepto de la maternidad y del parto no eran el que a mí se me estaba despertando, así que decidí que prefería que durante el parto me acompañara una profesional y contraté una doula.

Esto me dio mucha tranquilidad y tuve un embarazo muy bueno, me sentía fenomenal y así llegó el momento del parto. Dos días antes de nacer Laia empecé con pródromos bastante fuertes que me hicieron pensar que estaba de parto. Había estado con una amiga dando un largo paseo por la playa y sentía que llegaba el momento. Llamé a Llucia, que vino a casa, vio que le faltaban regularidad a las contracciones pero se ofreció a quedarse a dormir igualmente. Yo lo preferí, sin su experiencia yo no tenía tan claro que aún faltara tiempo. Al día siguiente, volvió mi amiga y Llucia se fue. La siguiente madrugada volví a llamarla, me tranquilizó por teléfono y vino por la mañana.

A medida que pasaban las horas, los pródromos fueron cogiendo fuerza y ritmo, estuvimos charlando, comiendo y poco a poco entré en el tiempo del parto. Yo había preparado la música que quería escuchar en aquellos momentos, dejé todo el día las persianas cerradas y me dejé sentir y hacer lo que más me apeteció, dormir, apoyarme de rodillas sobre una gran pelota, estirarme… Llucia me iba proponiendo ideas para acomodar el dolor: respiraba con ella, me hizo masajes, me di una larga ducha… Cuando el proceso se empezó a hacer más duro sugirió utilizar un TENS que llevaba y que resultó de muchísimo alivio, de hecho desde que me lo puso, no me lo quité hasta el hospital para entrar en la bañera de agua caliente, al salir me lo volvió a poner y ya lo llevé puesto incluso en el expulsivo.

En el hospital el trato fue exquisito por parte de la comadrona. Recuerdo momentos de no ser capaz de recordar las instrucciones de cómo respirar, ella lo hizo conmigo, para que yo pudiera sólo repetirlo. Yo había redactado un plan de parto y nacimiento que se respetó en todo momento. Fue un parto en hospital pero natural y respetado. Cuando nació Laia, Llucia cortó el cordón, ella se enganchó al pecho, y así estuvimos mientras me intentaron coser un desgarro, pero se requirió ir a quirófano y además sola, por lo que Laia se quedó con Lucía mientras me intervenían.

La comadrona me acompañó dándome la mano durante la operación. Después de reanimación volví a estar con mi hija y desde entonces no nos hemos separado.

En mi caso, incluso la decisión de parir en hospital fue acertada, ya que con el desgarro que sufrí me dijeron que en un parto en casa tendría que haber corrido al hospital. Estoy muy contenta de las elecciones que tomé y de que las cosas fueran bien a pesar del desgarro y del momento de quirófano, porque pude tener un parto acompañada por dos profesionales impecables, mi doula, una persona de mi confianza que entendía el parto que yo deseaba y una comadrona a quien no elegí  yo, pero de quién guardo un gran recuerdo.

Ana y Laia

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«Ana es una mujer de ideas claras, resolutiva e independiente. Cuando me escogió como doula, en alguna de nuestras conversaciones, me dijo algo así como que conmigo sentía que se podía fiar de que yo iba a ser capaz de sostenerla, si fuera necesario.

Me utilizó poco durante el embarazo, le sirvió para aclararse con el Plan de Parto y me preguntó algunas cuestiones sobre el inicio del parto y las formas de control del dolor, en general ella misma sabía donde y como adquirir información que necesitaba.

Alguna vez me ponía en contacto con ella (cuando generalmente es al revés) para recordarle que estaba allí y saber por su propia voz que todo estaba yendo bien.

Al acercarse al parto, los pródromos  de los últimos días fueron tan intensos que parecía que ya había llegado el momento, ahí es cuando a veces las mujeres se sienten confundidas y pueden llegar a creer que algo no funciona bien. Ella confió en su cuerpo, en lo que yo le explicaba y supo sostener la espera.

Fueron horas de Presencia y Calma, de Atención Plena y de Expectación, de acciones sencillas y completas en sí mismas. Sabiendo que el final del proceso estaba muy cerca.

Y cayendo suavemente e inexorablemente en las manos del Poder de la Naturaleza que permite parir a las mujeres y convertirse en “Lobas”.

Ana se entregó a su parto con cuerpo y alma, atravesó cada fase con coraje y se iba convirtiendo en otra mujer en cada una de ellas. ¡Qué privilegio ser testigo de esa transformación!

Cuanta belleza hay en el rostro de la mujer que “se ha ido al otro lado y ha vuelto”. Cuanta belleza en el bebé recién nacido que mira a los ojos de su madre y se reconocen mutuamente, un bebé que busca, huele y encuentra su pecho.

Cuando en ese momento tan mágico, la madre se tiene que desprender del Ser que más quiere en este mundo, para dejarlo durante un rato a otra persona… está entregando su tesoro más preciado.

Soy consciente del Honor de recibir ese tesoro y siento un profundo agradecimiento por la Confianza que depositó Ana en mí justo en estos momentos. ¡GRACIAS!«

 

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Llucia doula en parto en casa

Testimonio de Laura e Ian (16-02-25)

El día más emocionante de mi vida.

Primero de todo quiero decir que soñaba mi parto como un acto de amor y naturalidad para mi bebé y para mí.
He parido en casa y lo he vivido con mucho amor, rodeada de las personas que quería y que me respetaban en todo momento.
Fue un día único y lleno de sensaciones de las que no creo que me olvide jamás.
Estaba en otro planeta, conectada con mi bebé.
En ocasiones sentía que no podía más, pero tenía a mi lado a mis doulas que fueron mis ángeles, mi energía, mi empujón para seguir, las que me acompañaron en todo el proceso, me ayudaron con tanto amor…fueron una más de la familia.
Ha sido la experiencia más hermosa de mi vida y doy las gracias a mis doulas Cristina Seguí y Llucia Mir y a mi comadrón Mikel Manchola, que lo admiro con todo mi corazón.
Sin ninguna duda los elegiría en mi próximo parto.

 

Parto en casa de Laura

equipo parto en casa

 

Parto casa Laura Servall

 

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